Entrevista: Pedro José Chacón, profesor en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la Universidad del País Vasco

Entrevista: Pedro José Chacón, profesor en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la Universidad del País Vasco
Pedro José Chacón (Foto: historiaintelectual.net)
Pedro José Chacón (Foto: historiaintelectual.net)

Entrevista a Pedro José Chacón Delgado (Bilbao, 1964), Profesor Agregado bilingüe (euskera/castellano) de Historia del Pensamiento Político en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) donde imparte clases desde el año 2002.

Licenciado en Historia en la Universidad de Deusto, en 1994, Pedro José Chacón es desde el año 2003, además, Doctor en Sociología y Ciencias Políticas (especialidad Políticas) por la Universidad del País Vasco con la tesis “El Regeneracionismo de 1898: historiografía y nacionalismo español”.

Muchos de nuestros lectores y lectoras no saben quién eres. Dinos ¿quién es Pedro Chacón? ¿A qué se dedica?

Soy un profesor de Historia del Pensamiento Político en la Universidad del País Vasco, concretamente en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación, del campus de Leioa (Bizkaia). También tengo publicados algunos libros y artículos académicos, así como artículos de opinión en la prensa.

¿Cuáles son tus especialidades académicas?

La historia del pensamiento político y la historia de los conceptos. Esta última es más bien una metodología para abordar la primera. Y dentro de esa asignatura, me interesa especialmente la historia del pensamiento político vasco, sobre todo el foralismo y el nacionalismo.

¿Podrías explicarnos en qué consiste la Asignatura de "Historia del Pensamiento Político"?

La historia del pensamiento político se ocupa de los autores, particularmente europeos, que dejaron escrita una obra o una parte de su obra sobre los problemas de la política, como son la soberanía, el poder, las formas de gobierno, el concepto de estado, de individuo, de nación, etc.

Tienes varios artículos publicados en diferentes medios, como el Diario Vasco y El Español. En ellos hablas, sobretodo, del nacionalismo Vasco. ¿Qué es para ti la figura de Sabino Arana, fundador del PNV; y el nacionalismo Vasco?

Desde 2010 vengo publicando artículos en El Correo de Bilbao, que normalmente se reproducen también en El Diario Vasco de San Sebastián. Más recientemente también publico en el digital El Español. Tengo escritos muchos artículos sobre el nacionalismo vasco, sobre su origen y la figura de Sabino Arana, tanto en prensa como en revistas académicas. Sabino Arana es el fundador del nacionalismo vasco. De él deriva todo el pensamiento político nacionalista en todas sus formas. Su importancia es enorme en ese sentido puesto que el nacionalismo está hoy en el gobierno de la Comunidad Autónoma Vasca, en el de sus tres diputaciones y la inmensa mayoría de los ayuntamientos. No es fácil resumir en unas cuantas frases lo que significa para la historia del País Vasco esta figura política. Se podría decir que cavó una trinchera donde no la había, diferenciando a los vascos entre nativos y sobrevenidos. Con el tiempo esa trinchera se ha ido tapando de diversas formas, pero haría falta taparla del todo para conseguir una sociedad más cohesionada. Con Sabino Arana me interesa sobre todo el hecho de cómo el pensamiento político de una persona puede transformar la vida de una comunidad. No estoy de acuerdo cuando se dice que si no hubiera sido Sabino Arana otro en su lugar hubiera surgido para expresar lo mismo. Creo en los individuos concretos y en su influencia sobre la sociedad.

En tus artículos hablas sobre la Iglesia Vasca. ¿Qué relación tenía y/o tiene ésta con el nacionalismo secesionista de Euskadi? ¿Y con ETA?

La Iglesia vasca le proporcionó al nacionalismo una preparación intelectual de base sin la que este no hubiera podido desarrollar su pensamiento político. Sabino Arana estudió con los jesuitas en Orduña y durante su estancia en Barcelona tuvo la influencia decisiva de otro seguidor de los jesuitas como fue Félix Sardá y Salvany, que era un sacerdote, autor de “El liberalismo es pecado”, que fue un best-seller del catolicismo a finales del siglo XIX en Cataluña y en el resto de España. En los escritos de Sardá Sabino Arana aprendió un catolicismo muy dogmático y extremado que entendía que los que no eran católicos eran seres despreciables y contra los que había que defenderse y de los que había que diferenciarse. Arana consideraba que los inmigrantes que llegaban al País Vasco desde otras partes de España, debido a la industrialización de finales del siglo XIX, no eran católicos en su inmensa mayoría o no suficientemente católicos. Lo cual le llevó a rechazar a los inmigrantes, al resto de españoles, de una manera visceral. Por otra parte, la importancia de fundar un periódico y de crear un partido para defender sus ideas también la aprendió Sabino Arana de Sardá y eso es exactamente lo que hizo cuando regresó a Bilbao a partir de 1888: ver la forma de fundar un periódico y de crear un partido de católicos vascos y antiespañoles, algo que consiguió finalmente en 1895. Este pensamiento tuvo mucho arraigo en cierto sector de la Iglesia vasca posterior que influyó a su vez directamente en ETA.

¿Consideras que existe o ha existido una imposición social en Euskadi de la ideología nacionalista y Abertzale respecto a la no independentista?

Obviamente hay y ha habido una imposición de la ideología nacionalista sobre todo gracias al terrorismo de ETA que, a fuerza de actuar durante cincuenta años, hizo creer que había una parte de razón en lo que hacían y decían todos los nacionalistas, esto es, que Euskal Herria es una nación que ha sido oprimida durante toda su historia tanto por España como por Francia. Esta creencia forma parte de una ideología que hay mucha gente que la sigue y eso hay que respetarlo. Pero, del mismo modo, como académicos, estamos en la obligación de decir que es radicalmente falsa desde el punto de vista histórico.

En tus clases se da la figura del filósofo Alemán Fichte, precursor del nacionalismo Alemán. ¿Qué relación dirías que existe entre el Nacionalismo Alemán y el Vasco?

Hay una relación evidente porque ambos nacionalismos son de tipo romántico, que decimos los especialistas, en el sentido de que dan más importancia a la nación, al colectivo, que al individuo, al contrario de los nacionalismos de tipo político, como el francés, que son ilustrados y liberales. El nacionalismo romántico establece unos elementos que hay que respetar y cultivar para que la nación sobreviva, como es sobre todo el idioma propio, que fue el rasgo principal que vio Fichte. El tema de la raza en Sabino Arana va estrechamente ligado al idioma. Lo que pasa es que la cuestión de la raza estaba de moda a finales del siglo XIX en todos los países occidentales. Todo el mundo hablaba de raza entonces. Después del nazismo, el concepto de raza quedó desprestigiado, lógicamente. Y en ciencias sociales desde entonces nadie habla de raza para diferenciar de ningún modo a los individuos. El racismo suponía que las diferencias externas en la fisonomía de los individuos iban asociadas a diferencias en sus cualidades intelectuales y morales.

Cambiando un poco de tema ¿Crees que hay un interés degenerativo respecto a la política por parte de los jóvenes? ¿Has notado algún cambio durante tus años como docente?

Con el término “degenerativo” supongo que te referirás a que la política ha perdido importancia entre la gente joven, que ya no influye tanto en su comportamiento. En general pienso que sí, y eso es bueno, pero solo hasta cierto punto. Es bueno que haya bajado un poco su presencia porque antes era exagerada, pero además en el peor sentido ya que solo era una ideología la que sobresalía de las demás: la izquierda independentista radical y con expresiones de violencia incluso, ya que se mimetizaba en la universidad lo que había en la calle. Eso ha cambiado mucho, se ha relajado muchísimo el ambiente en ese sentido. Lo cual es muy positivo, claro. No obstante, entre los jóvenes siguen siendo abrumadoramente mayoritarias la ideología socialista y la nacionalista en todas sus formas. Pero, por otra parte, tener un interés por la política es necesario, es fundamental en cualquier sociedad democrática. La cuestión es lograr el equilibrio, que el interés por la política no te lleve a posiciones extremas.

En muchas ocasiones, un profesor no puede dar según qué opiniones mientras da clase ¿te has visto alguna vez en esa situación? Y, por otra parte, ¿consideras que la libertad de cátedra es un derecho esencial de los docentes o, sin embargo, algo con lo que hay que tener mucho cuidado?

No hay que dar opiniones políticas dando clases, ni siquiera en una clase como historia del pensamiento político. Hay que dar contenidos, hay que saber diferenciar como dicen los periodistas, entre información y opinión. Y eso es perfectamente posible. Lo tengo comprobado. Y en cuanto a lo de la importancia de la libertad de cátedra, nosotros tenemos un temario común a la asignatura, diseñado por el departamento, y que todos los profesores tenemos que seguir en sus líneas generales, por un criterio mínimo de coherencia. Luego, a partir de ahí, viene el tópico ese de que cada maestrillo tiene su librillo, pero que es verdad, porque cada profesor imprime su sello personal en la asignatura, lo cual también es inevitable, porque somos personas, no somos robots dando clase. Pero, en cualquier caso, para mí dar clases nunca ha sido una oportunidad de adoctrinar a la gente, de ninguna manera. No lo siento así. Para mí lo más importante a la hora de dar clase es el alumno. Puede sonar bienquedista pero es así. Pretendo convertir a cada alumno en el centro de mis clases, que perciba que mi objetivo es él. Que adquiera unos fundamentos, que aproveche la asignatura y ayudarle en todo lo posible a sacarla adelante. Independientemente de su ideología o de la mía. Y es así como siempre he tenido buena sintonía con todos los alumnos. Hombre, siempre hay excepciones, y habrá alumnos a los que no les han gustado mis clases, seguro, pero me esfuerzo porque sean los menos.

¿Cuál es tu experiencia como profesor de Historia del Pensamiento Político?

En general muy buena. Nunca he tenido ningún problema serio con ningún alumno en ningún sentido, de lo cual estoy muy satisfecho. También me ha ayudado, como te decía antes, el hecho de que los tiempos políticos han cambiado a mejor en el País Vasco, desde la desaparición de ETA. Eso es evidente. Y eso me ha ayudado a mí y a todos los profesores, pienso.

Para terminar, qué les dirías a nuestros lectores y lectoras? ¿Y a los futuros politólogos del país?

Que la política es algo muy serio y muy importante para la convivencia y para todas las demás facetas de nuestra vida y que hoy en día hay demasiados políticos que, con su comportamiento, con sus excesos, con su afán de protagonismo o con sus escasas facultades, están dando una imagen de la política un poco penosa. Lo peor de todo es que una mayoría de la gente acabe pensando que la política es así y que no podría ser de otra forma. Y contra esa creencia hay que trabajar mucho. Hay que intentar cambiarla y nosotros, profesores y alumnos de ciencias políticas, somos la base para cambiar eso.

Entrevista: Pedro José Chacón, profesor en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la Universidad del País Vasco
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