La manifestación surcó ayer las calles de Bilbao con motivo de los ataques que está sufriendo el pueblo kurdo, hechos tales con los que la comunidad internacional no puede ser cómplice, con su silencio, ante la política criminal por parte de Turquía. Y es que, desde que en el 2015 el PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) y el gobierno Turco dieran por finalizadas las negociaciones de paz, el país de Erdogán no ha dejado de atacar los territorios kurdos cada vez que ha podido, a veces sin que a los gobernantes del país le importaran las fronteras, derechos humanos o soberanías nacionales, llegando a atacar en suelo iraquí o sirio.

La pasividad internacional ante los continuos abusos de Turquía es continua. No hay que olvidar que el país es una fuerza regional de la OTAN que suele coaccionar al resto de países de la zona con abrir sus fronteras a las millones de personas refugiadas que malviven en su territorio y por las que el estado recibe ayudas en forma de dinero a cambio de ejercer de muro de contención.

Por otra parte cabe señalar que, Europa y Estados Unidos mantienen al PKK en la lista de organizaciones terroristas internacionales, pese a que sus militantes hicieron frente al Estado Islámico y miles de ellos fallecieron, mientras Turquía colaboraba con el Califato, permitiendo a sus miembros libertad de movimientos desde la frontera turca con Siria e Irak.