Por fin!  Me ha costado más de media hora estando tumbado a su lado hasta que por fin se ha tranquilizado y su respiración se ha vuelto regular, informándome en la oscuridad de que por fin mi hijo se ha dormido. Me dirijo a mi habitación y cuando llego veo que mi pareja se ha vuelto a dormir con la tele encendida viendo esa serie de Netflix sobre la reina inglesa. La serie en cuestión no me llama nada, mis prejuicios republicanos me dicen que no se puede sacar nada interesante sobre la actual reina de Inglaterra, además de que normalmente no me interesan nada los biopics.

Estoy muy cansado, pero me niego a que mi día consista en trabajar, cenar, meter al enano en la cama y dormir de la misma. Entro en mi cuenta de Netflix y comienzo a ver un documental sobre Rocco Sigfredi. Tras estar 10 minutos termino rindiéndome. Supongo que esta polla enorme pegado a un hombre será un héroe para muchos, no para mí. Ni siquiera me cae bien.

Creo que voy a dar una oportunidad a la serie de la reina. Cómo se llama..? "The Crown". Al menos para ver si se nota la pasta que se han gastado. Total, si no me gusta la quito..

Pongo el primer episodio, lo veo hasta el final. Comienzo a ver el segundo. Termina. Mi cansancio y el poco sentido de la responsabilidad que me queda me impiden empezar con el tercero.

Días después tras haber devorado la serie constato con incredulidad que puedo admirar una serie más bien promonarquica que realiza un tratamiento positivo de Isabel II. Y como es posible esto?  

Me informo. Leo que la serie está creada por Peter Morgan, un tipo especializado en biopics para la gran pantalla, entre ellas la escritura de el guión de "The Queen" (Stephen Frears 2006) también sobre  un momento muy concreto del reinado de Isabel II y que tiene  paralelismo con un episodio de la segunda temporada, ciervo incluido. También veo entre los responsables a Stephen Daldry, responsable de "Billy Elliott" y "Las horas", como productor ejecutivo y director de algunos de los episodios. Buen aval..

Nunca he creído que una obra de ficción deba ser rigurosa con la realidad, ni siquiera en el caso de los biopics. Odio el "basado en una historia real" que aparece en algunas películas y series, como si eso le diera un plus de calidad. En este caso tampoco soy capaz de evaluar el rigor histórico, mis conocimientos sobre la historia reciente de Inglaterra son más bien limitados, pero lo que cuenta lo cuenta tan bien y con tan buen empaque (la serie  es la más cara creada por Netflix y se nota) que parece que todo ha sido tal cual. 

Gracias a ellas descubro cosas como que en 1952 una mezcla de niebla y contaminación mató a unas 12000 personas en Londres ante la indiferencia inicial de las autoridades, o que a Winston Churchill no le gustó nada un retrato que le regalaron por su 80 cumpleaños porque daba una imagen de un viejo defecando y no del gran estadista que el mismo se consideraba (El cuadro termino destruido y se considera una obra maestra pérdida), o que Eduardo VIII, para muchos un gran romántico que fue capaz de renunciar a un reino por amor, tenía muchas sombras, entre ellas su acercamiento a nazismo.

El nivel interpretativo es altísimo y no solo de los protagonistas. Cómo todo buen relato cuenta con grandes "secundarios" como John Lithgow interpretando un Winston Churchill en el ocaso, Alex Jennings como Eduardo VIII creando un personaje lleno de matices o  Pip Torrens como Tommy Lascelles, secretario personal de la reina. 

En fin, en definitiva un producto muy cuidado en todos los aspectos y en el que no chirría nada y que sólo decepcionará a los que esperan una crítica despiadada la monarquía británica. Y ahora a esperar la tercera temporada..