Obesidad y sobrepeso: Dos males internacionales

Obesidad y sobrepeso: Dos males internacionales
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Obesidad

Según la página www.osakidetza.euskadi.eus de Osakidetza, aproximadamente un 4'5% de los y las jóvenes vizcaínas de entre 15 y 29 años padece de obesidad. La tasa se reduce levemente en el cómputo de las tres provincias vascas, con un 4'2%. Si bien es cierto que los datos varían según las fuentes ("Un 46% de los vascos padece obesidad o sobrepeso", según un artículo de Europapress publicado el 26 de Agosto del 2018), es innegable que en nuestra sociedad existe la obesidad, y ésta se presenta como un problema que debiera tomarse en consideración, y plantear una respuesta político-social que atienda realmente alas necesidades del colectivo afectado.

No soy un experto en fisionomía y alimentación, por lo que mis siguientes planteamientos no irán por estos derroteros. Haré un análisis puramente político y social del tema a tratar, con el fin de mostrar mi indignación respecto al trato que las personas obesas sufren en su día a día. No pretendo plantear soluciones, sólo mostrar una realidad que no se aborda como debiera.

Como he mencionado al comienzo de éste artículo, según el servicio vasco de salud, Osakidetza, un 4'5% de las personas comprendidas entre los 15 y 29 años de edad son obesas. Cierto es que los datos varían (y desvarían) pero, como ya he dicho, la obesidad es una realidad innegable en nuestra sociedad. Aunque en Euskadi, según Europapress, la media es más baja que en el resto del Estado, los desequilibrios de peso son o, más bien, debieran ser, un problema preocupante.

Según indica la Organización Mundial de la Salud (WHO en sus siglas en inglés) en su página web (www.who.int): "Mientras que en 1975 había menos de un 1% de niños y adolescentes de 5 a 19 años con obesidad, en 2016 eran 124 millones (un 6% de las niñas y un 8% de los niños). [...] En general, hay más personas obesas que con peso inferior al normal. Ello ocurre en todas las regiones, excepto en partes de África subsahariana y Asia".

Pero "¿Qué causa el sobrepeso y la obesidad?" La OMS dice lo siguiente: "La causa fundamental del sobrepeso y la obesidad es un desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas. A nivel mundial ha ocurrido lo siguiente: Un aumento en la ingesta de alimentos de alto contenido calórico que son ricos en grasa; y un descenso en la actividad física debido a la naturaleza cada vez más sedentaria de muchas formas de trabajo, los nuevos modos de transporte y la creciente urbanización.

A menudo los cambios en los hábitos alimentarios y de actividad física son consecuencia de cambios ambientales y sociales asociados al desarrollo y de la falta de políticas de apoyo en sectores como la salud; la agricultura; el transporte; la planificación urbana; el medio ambiente; el procesamiento, distribución y comercialización de alimentos, y la educación."

Vamos, que es el propio sistema económico-político quien incentiva la obesidad y el sobrepeso, además de otras enfermedades, como los trastornos alimenticios tales como la Bulimia y la Anorexia. Hemos de atender en especial a la siguiente frase "La causa fundamental del sobrepeso y la obesidad es un desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas". Como indica la OMS, es nuestro ritmo de vida el mayor causante de estos males. El desmesurado desarrollo de las tecnologías provocan un estilo sedentario de vida, en el que el ejercicio físico y la buena alimentación son actividades cada vez más residuales. Desde un punto de vista político y sociológico, puede llegarse a la conclusión de que es el capitalismo el factor principal del sedentarismo y la ingesta desproporcionada de grasas saturadas.

Es otro hecho innegable que vivimos en la sociedad del consumo. Como indica la estudiante de la Universidad Nacional de Distancia, Susana Rodríguez Díaz, en su artículo académico "Consumismo y Sociedad. Una Visión Crítica del Homo Consumens", "[...] en las sociedades denominadas como avanzadas, desde la irrupción de la producción en masa, el consumo, y especialmente el consumo de mercancías innecesarias para la supervivencia, se ha convertido en una actividad central, hasta el punto de que se puede hablar de una sociedad consumista". La producción en masa de cualquier producto y/o servicio es una característica propia del sistema económico de producción capitalista. Éste busca producir en exceso con el fin de adquirir mayores ganancias. Ésta es el fin principal del capitalismo: sobreproducir mercancía para producir la mayor cantidad de riqueza posible.

Evidentemente, es de vital importancia el papel de los consumidores para que el capitalismo logre sus metas y pueda de este modo no solo sobrevivir, sino desarrollarse y expandirse.

El consumidor adquiere las mercancías y servicios que le ofrece el capitalista, pero no lo hace según sus necesidades básicas, sino falsos menesteres, promovidos por los capitalistas precisamente para lograr sus objetivos. Para ello, es vital no solo que los individuos consuman lo realmente necesario, lo útil; es preciso que, además, adquieran también aquello que no es, como dice Susana Rodríguez Díaz, aquello prescindible para la supervivencia.

La ingesta excesiva de grasas saturadas, cuyas causas pueden ser, por ejemplo, el estrés o la depresión, como indican Irina Lazarevich, María Esther Irigoyen Camacho y María del Consuelo Velazquez-Alva, del departamento de Atención A la Salud, División de Ciencias Biológicas y de la Salud, de la Universidad de Xochimilco, México, en el artículo académico titulado "Obesity, Eating Behaviour and Mental Health among University Students in México D.F (Obesidad, Mala Alimentación y Salud Mental entre los estudiantes Universitarios de México D.F)": "La obesidad está asociada con trastornos emocionales como depresión y ansiedad, alteraciones que pueden ser una causa o una consecuencia de la misma y en la mayoría de los casos, muestran una relación bidireccional".

La Sociedad del Consumo, vital para el sustento del Sistema Capitalista, basado, como ya he dicho, precisamente en la sobreproducción, genera en la población diferentes trastornos mentales, que la llevan, justamente, a la caída en la adicción al consumo desmesurado de servicios, alimentos y materiales no necesarios para su supervivencia. Es esto lo que, a fin y al cabo, genera obesidad y sobrepeso en tantas personas en todo el mundo. Vemos, si prestamos atención a los datos facilitados a lo largo de éste artículo, que este mal (el de la obesidad) ataca a las diferentes sociedades de todo el globo, desde Vizcaya con más de 1'52 millones de habitantes en el 2020, hasta la capital de México, con 22,1 millones de habitantes, según la página web Statista.es, en el último censo del año 2022.

La obesidad es, en definitiva, un grave problema internacional y social, además de de salud, por supuesto, que afecta a millones de personas, y cuyo mayor exponente es el consumo desmesurado y el sedentarismo que el sistema capitalista impone para su supervivencia, desarrollo y expansión. Habrá quienes piensen "¿Se hace algo para remediarlo?". La respuesta es dura, pero clara: No. Las grandes corporaciones no sólo siguen persistiendo en su afán de sobreproducir mercancía, sino que hacen negocio, precisamente, con el problema a tratar. Pretenden normalizar una condición física que no es ni deseable ni mucho menos saludable, y no lo hacen guiados por su moral, intentando ser inclusivas y respetuosas con todos los tipos de cuerpos, nada de eso. Quienes intentan normalizarlo lo hacen con la intención de generar una percepción social equívoca sobre el sobrepeso. Es sencillo: estar obeso no es malo, porque todos los cuerpos son bellos y respetables, así que sigan ustedes consumiendo sin cesar, pues nada malo podrá ocurrirles.

También los hay quienes se benefician del mal físico de este colectivo, creando ropa exclusiva para personas con sobrepeso y obesidad. Realmente no es malo que haya tiendas dedicadas exclusivamente a la venta de ropas de tallas grandes. Lo malo son los precios. Una persona obesa, si quiere encontrar ropa cómoda rápidamente, se ve obligada a acudir a locales y aplicaciones dedicadas únicamente a ello, puesto que, en tiendas normales, cuyos nombres no mencionaré, la talla adulta más ancha parece estar hecha para niños pequeños (ya se hablará en otra ocasión de los cánones de belleza). Los locales que comercian con grandes tallas, tienden a abusar de los precios de sus mercancías.

Quien no lo crea, sólo ha de pasarse por una de ellas y observar. La gente obesa no solo es incentivada a serlo por un sistema económico inmoral y poco humano, sino que, además, es el propio capitalismo quien abusa de ellos, al venderles ropa tan cara, y quien los oprime, estableciendo cánones de belleza que se alejan de la realidad que él mismo crea y sostiene. No existen remedios reales para combatir esto, y menos aún en nuestros días, en los que se pretende no sólo normalizar, sino romantizar una condición física que pone en riesgo la vida de millones de personas en todo el mundo.

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